martes, 3 de septiembre de 2013

Moisés un hombre digno de imitar

¿QUIÉN FUE MOISÉS?

¿Qué imagen de Moisés le viene a la mente cuando oye su nombre?



  • El bebé a quien su madre colocó en una canasta y dejó en el río Nilo. 
  • El joven que fue criado rodeado de lujos por la hija del faraón de Egipto pero nunca olvidó que era israelita.
  • El hombre que fue pastor en Madián por cuarenta años.
  • El hombre que conversó con Jehová frente a una zarza ardiente.
  • El hombre que hizo frente al rey de Egipto y le exigió que liberara a los israelitas de la esclavitud. El hombre que anunció al desafiante faraón las diez plagas.
  • El hombre que dirigió a los israelitas en su gran éxodo de Egipto.
  • El hombre a quien Dios usó para dividir las aguas del mar Rojo.
  • El hombre que entregó a los israelitas los Diez Mandamientos en nombre de Dios.

MOISÉS tuvo todas esas vivencias y más. No es de extrañar que este hombre fiel sea tan respetado por cristianos, judíos y musulmanes. Sin lugar a dudas, Moisés fue un profeta que realizó actos imponentes (Deuteronomio 34:10-12). Pero aunque Dios lo utilizó de esa manera, no era más que un simple ser humano. Era un “hombre de sentimientos semejantes a los nuestros", tal como el profeta Elías, quien apareció junto a él en una visión que tuvo lugar en los días de Jesús (Santiago 5:17; Mateo 17:1-9). Moisés pasó por muchos de los problemas que afrontamos hoy, y los superó con éxito. ¿Le gustaría saber cómo lo logró? Analicemos tres de sus grandes virtudes y veamos cómo podemos imitarlas.








MOISÉUN HOMBRE DE FE 

¿QUÉ ES LA FE? Según la Biblia, la fe es la creencia firme en algo porque se tienen pruebas sólidas. Quien tiene fe en Dios está convencido de que él cumplirá todas sus promesas.


¿CÓMO MANIFESTÓ MOISÉS ESTA CUALIDAD?

Con las decisiones que tomó a lo largo de su vida, Moisés demostró que tenía fe en las promesas de Dios (Génesis 22:15-18). Aunque hubiera podido llevar una vida cómoda y lujosa en Egipto, prefirió “ser maltratado con el pueblo de Dios más bien que disfrutar temporalmente del pecado” (Hebreos 11:25). ¿Tomó esa decisión impulsivamente? ¿Se arrepintió después? No, la Biblia dice que “continuó constante como si viera a Aquel que es ´ invisible” (Hebreos 11:27). El nunca lamentó las decisiones que su fe le impulsó a tomar.

Además, Moisés se esforzó por fortalecer la fe de quienes lo rodeaban. Tomemos por ejemplo lo que sucedió cuando los israelitas parecían acorralados entre el ejército del faraón y el mar Rojo. Al verse en esa crítica situación, clamaron aterrorizados a Jehová y a Moisés. ¿Cuál fue la reacción de Moisés?

Tal vez lo que menos se imaginaba era que Dios partiría el mar Rojo a fin de que escaparan cruzándolo sobre suelo seco. Pero estaba convencido de que Dios haría algo para protegerlos, y quería transmitir esa convicción a los demás. En Éxodo 14:13 leemos: “Moisés dijo al pueblo: ‘No tengan miedo. Estén firmes y vean la salvación de Jehová, que él ejecutará para ustedes hoy’ ”. ¿Consiguió fortalecer la fe de los israelitas? Sí, pues la Biblia indica que Moisés y el pueblo entero “pasaron por el mar Rojo como en tierra seca” y que lo hicieron “por fe” (Hebreos 11:29). La fe de Moisés lo benefició tanto a él como a todos los que lo imitaron.

¿QUÉ NOS ENSEÑA SU EJEMPLO? 

Que debemos tener fe en las promesas de Dios y demostrarla con las decisiones que tomamos. Una de sus promesas es que cubrirá nuestras necesidades materiales si lo ponemos a él en primer lugar en nuestra vida (Mateo 6:33). No es fácil resistir el espíritu materialista de este mundo; pero podemos estar seguros de que, si hacemos lo posible por llevar una vida sencilla y centrada en su servicio, Jehová nos dará lo que necesitamos. El nos promete: “De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé” (Hebreos 13:5). Además, debemos esforzarnos por fortalecer la fe de quienes nos rodean. Los padres, por ejemplo, deben reconocer la gran oportunidad que tienen de infundir en sus hijos fe en Dios. Desde pequeños, los niños necesitan saber que él existe y que tiene normas sobre lo que está bien y lo que está mal. También necesitan convencerse de que lo mejor para ellos es obedecer esas normas (Isaías 48:17, 18). ¡Cuánto bien les hacen cuando los ayudan a tener fe en que Dios “existe y que premia a los que sinceramente le buscan”! (Hebreos 11:6, La Biblia al Día, edición para España.)


MOISÉUN HOMBRE HUMILDE

¿QUÉ ES LA HUMILDAD? 
La humildad es lo contrario del orgullo o la arrogancia. La persona humilde no se considera superior a los demás. El humilde también debe ser modesto, es decir, reconocer sus limitaciones.


¿CÓMO MANIFESTÓ MOISÉS ESTA CUALIDAD?

Moisés no dejó que el poder se le subiera a la cabeza. Cuando a un hombre se le da algo de autoridad, no tarda en demostrar si es humilde o no. Robert G. Ingersoll, orador del siglo XIX, lo expresó con estas palabras: “Si quieres saber cómo es realmente alguien, dale poder”. En ese sentido, Moisés fue un magnífico ejemplo de humildad. Jehová le dio mucha autoridad, pues lo nombró caudillo de Israel. Sin embargo, Moisés no se volvió orgulloso. Analicemos, por ejemplo, la modestia con que manejó una difícil cuestión sobre derechos de herencia (Números 27:1-11). Era un asunto importante, pues la decisión que se tomara sentaría un precedente legal para las generaciones futuras.

¿Qué hizo Moisés? ¿Razonó que, siendo el caudillo de Israel, sabía qué decisión tomar? ¿Confió en sus propias aptitudes, en sus años de experiencia o en que conocía bien la manera de pensar de Jehová?

Un hombre orgulloso lo habría hecho, pero Moisés no. La Biblia nos dice que “presentó la causa [...] delante de Jehová” (Números 27:5). ¡Imagínese! Después de cuarenta años de ser líder del pueblo, siguió poniendo su confianza en Jehová, no en sí mismo. ¡Qué magnífica muestra de humildad!

Moisés no pensaba que él debía ser el único con autoridad. Cuando Jehová permitió que otros israelitas también fueran profetas, no se puso celoso; al contrario, se alegró (Números 11: 24-29). Cuando su suegro le recomendó que delegase en otros parte de su trabajo, aceptó humildemente el consejo (Éxodo 18:13-24). Y hacia el final de su vida, aunque todavía estaba fuerte físicamente, pidió a Jehová que le nombrase un sucesor. El elegido fue Josué, y Moisés lo apoyó de todo corazón. Además, instó al pueblo a que siguiera al joven líder que los conduciría a la Tierra Prometida (Números 27:15-18; Deuteronomio 31:3-6; 34:7) Seguro que Moisés consideró un honor dirigir a los israelitas en su adoración a Dios. Sin embargo, lo más importante para él no era su posición, sino el bienestar de ellos.

¿QUÉ NOS ENSEÑA SU EJEMPLO?

No permitamos nunca que el poder, la autoridad o nuestras aptitudes se nos suban a la cabeza. Lo que Jehová busca en sus siervos no es tanto su capacidad como su humildad (1 Samuel 15:17). Si realmente somos humildes, seguiremos este sabio consejo bíblico: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento” (Proverbios 3:5, 6). El ejemplo de Moisés también nos enseña a no dar demasiada importancia a la posición que ocupamos o a la autoridad que se nos ha concedido. ¿Vale la pena seguir el ejemplo de humildad de Moisés? Claro que sí. Cuando manifestamos
verdadera humildad, les hacemos la vida más fácil a los que nos rodean y nos granjeamos su cariño. Pero más importante aún, nos granjeamos el cariño de Jehová, quien se caracteriza por esta hermosa cualidad (Salmo 18:35). “Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes.” (1 Pedro 5:5.) Esa es, sin duda, una poderosa razón para imitar la humildad de Moisés.


MOISÉS UN HOMBRE DE AMOR

¿QUÉ ES EL AMOR? 

El amor es un profundo sentimiento de afecto hacia alguien. La persona que ama lo demuestra con sus palabras y acciones, aunque eso exija algún sacrificio de su parte.



¿CÓMO MANIFESTÓ MOISÉS ESTA CUALIDAD?

Moisés demostró que amaba a Dios. ¿Cómo? Obedeciéndolo siempre. Bien lo dice 1 Juan 5:3: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos”. Sin importar cuál fuera el mandato de Dios —algo tan intimidante como encararse al poderoso faraón de Egipto o tan sencillo como extender su vara sobre el mar Rojo—, Moisés siempre hacía exactamente lo que se le pedía (Éxodo 40:16).

Moisés también demostró que amaba a los israelitas. Ellos reconocían que Jehová lo utilizaba para guiarlos, por eso le llevaban todos sus problemas. La Biblia dice que “el pueblo se [quedaba] de pie delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde” (Éxodo 18:13-16). Imagínese lo agotador que debía ser para el pasarse el día entero escuchándolos. Pero lo hacía con gusto porque los amaba.

 Además de escucharlos, Moisés también oraba por ellos. Hasta oraba por quienes lo habían tratado mal. Por ejemplo, cuando Míriam, su propia hermana, criticó a Moisés, Jehová la castigó con lepra. En lugar de alegrarse, él intercedió enseguida por ella con estas palabras: “¡Oh Dios, por favor! ¡Sánala, por favor!” (Números12:13). ¿Qué podría haber tras aquella expresiva oración sino amor?

¿QUÉ NOS ENSEÑA SU EJEMPLO?

Que debemos cultivar un amor profundo por Dios, un amor que nos impulse a obedecer sus mandamientos “de corazón” (Romanos 6:17). Esta clase de obediencia lo hace muy feliz (Proverbios 27:11). Servir a Dios por amor también tiene un efecto positivo en nosotros, pues hacer las cosas que le agradan nos produce felicidad (Salmo 100:2).

También debemos cultivar un amor abnegado por los demás. Cuando un amigo o un familiar viene a contarnos sus problemas, esa clase de amor nos impulsará a 1) prestarle toda nuestra atención, 2) ponernos en su lugar y 3) demostrarle que nos interesamos por él.

Al igual que Moisés, podemos orar por las personas que amamos. Aveces no sabremos qué hacer para ayudarlas y tal vez nos disculpemos diciéndoles: “Lo siento, pero lo único que puedo hacer es orar por ti”. No obstante, recuerde que “la oración fervorosa del justo tiene mucho poder” (Santiago 5:16, Biblia de oración). Nuestras oraciones pueden mover a Jehová a hacer por la persona algo que tal vez no tenía pensado hacer. ¿Qué mejor ayuda podríamos prestarles a nuestros seres queridos que orar por ellos?

¿Verdad que podemos aprender mucho de Moisés? Pese a ser imperfecto como todos nosotros, fué un ejemplo extraordinario de fe, humildad
y amor. Esforcémonos al máximo por imitar a Moisés, y cosecharemos grandes bendiciones para nosotros y para quienes nos rodean (Romanos 15:4).

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